viernes, 15 de mayo de 2020

Cuento corto sobre Spider-Man

“… Una figura delgada y silenciosa lentamente se desvaneció en la oscuridad creciente… Dándose cuenta, por fin, que en este mundo, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. ¡y así nace una leyenda y se agrega un nuevo nombre a la lista de aquellos que hacen del mundo de fantasía el reino más emocionante de todos!”
Luego de oir estas últimas palabras, el niño, quién parecía recién haber aterrizado de otro lado, miro en desconcierto a su padre, quién estaba a su lado leyéndole su comic favorito desde que él tenía su edad, por primera vez.
“¿Cómo que el mundo de fantasía? ¿No existe?” Su padre intentó contener la angustia del pequeño, dejó el cómic en un costado, paso su mano entre los cabellos de su hijo y miró con ternura… Le recordaba tanto a él cuando era chico… El niño miraba a su padre con ojos impacientes, esperando una respuesta concreta. Si o no.
Luego de varios segundos, su padre decidió poner fin al grito silencioso de la mirada de su hijo diciendo “Muchos te van a decir que no, hijo, pero ha salvado mí vida tantas veces…”
El niño parecía satisfecho con está respuesta, y sonrió como si hubiese ganado una batalla silenciosa que se llevaba a cabo en su mente. Cerró los ojos e inmediatamente se quedó dormido, como si ahora pudiese descansar en paz. Su padre lo miró con ternura, lo arropó, levantó su cómic, apagó el velador y se fue de la habitación a paso lento.
Llegó a su habitación, se desvistió, se puso el pijama y se sentó en la cama decidido a dormirse. Unos momentos más tarde, agarró nuevamente el cómic, sosteniéndolo como si su vida dependiera de ello. Se levantó de la cama y fue despacio hacia la ventana, leyendo las líneas que había recitado previamente.
Nueva York rugía bajo su departamento, al ritmo de bocinazos y pisadas aceleradas que retumbaban en el cielo, haciendo de la Ciudad un parlante natural.
Pensó en todos las miserias humanas, las muertes, las injusticias, la pobreza, los múltiples crimenes… pero también se le vinieron a la mente los héroes de carne y hueso, los actos altruistas y bondadosos, la gente que regala su tiempo en beneficio de los demas… Pensó que no era posible afirmar la inexistencia de su idolo, ya que de alguna manera, él existía en cada uno de nosotros, porque había sido basado en lo mejor del ser humano.
Contento con su reflexión, decidió que era hora de acostarse. Se metió en la cama y se dio media vuelta, cayendo en un profundo sueño que implicaba súper villanos en trajes chillones y un arácnido en mallas haciendo los chistes del diario de esa mañana.
Era una fría noche de invierno… Mientras las temperaturas bajan para que aparezcan los primeros copos de nieve y la mayoría de los ciudadanos corre a refugiarse en el calor del hogar… desde la ventana del padre del niño, una figura delgada y silenciosa puede pesquisarse balanceándose por los edificios de la ciudad en la oscuridad creciente…

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