"La mitología es
la psicología de la antigüedad y la psicología es una mitología de la
modernidad, es a través de la imaginación que penetramos en las raíces del mito
y actualizamos nuestros dramas del diario vivir"- James Hillman
La mitología es definida como un conjunto de mitos propios
de una cultura o pueblo. Generalmente, dichas narraciones son protagonizadas
por Dioses, héroes o seres fantásticos que explican o dan sentido a
determinados hechos, ya que los griegos (expertos en el área por excelencia)
utilizaban estos mitos para hablar de los patrones psicológicos del alma,
explicar temores, conflictos, patrones de conducta y anhelos. Por ejemplo:
Explicar los fenómenos meteorológicos como el poder de Zeus, pedirle novios a
Afrodita y rogarle una buena cosecha a Deméter.
Así como la mitología partió de relatos que intentaban
explicar la conducta y contradicciones humanas desde lo general hacia lo
particular, la psicología, definida como la ciencia de la conducta, intenta
muchas veces ir desde lo particular (experimentos y estudios de caso) hacia lo
general, y generar, en lo posible, ciertas características del comportamiento
que puedan aplicarse a un grupo particular.
La mitología ha dejado en evidencia ciertos aspectos
psicológicos que nos atraviesan de manera transversal como especie. Tanto así,
que las grandes mentes que pudieron pesquisar estas joyitas, que muchos toman
como cuentos infantiles, utilizaron estas historias para explicar conceptos que
remiten, en última instancia, a situaciones por las que todos pasamos o hemos
pasado.
Sigmund Freud, el señor barbudo del que hemos hablado múltiples
veces y ahora tiene una serie un tanto polémica en Netflix, es conocido también
por haberse basado en un mito griego para explicar el famoso "la culpa es
de tu mamá", el tan conflictuado e incestuoso Edipo Rey. No ocuparé líneas
para explicar un relato tan conocido como lo es el del parricida más famoso de
todos los tiempos, pero si quiero detenerme un momento en el Complejo de Edipo.
Concepto formulado por Freud para explicar el núcleo de las neurosis: es un
momento puntual en la infancia en la que los niños sienten amor por uno de los
padres y rivalidad frente al otro (Si bien suele pensarse que el amor siempre
es frente al padre del sexo opuesto y la rivalidad frente al padre del mismo
sexo, esta idea ha quedado vieja. El mismo Freud hablaba de una bisexualidad
constitucional y de diferentes modos de transitar el Complejo de Edipo,
manifestando la existencia de casos en los que el Edipo se transita de manera
"homosexual"). En resumen, en dicho relato (y hablando solo del Edipo
del varón ya que meternos en el de la mujer complicaría las cosas) mata a su
padre y toma a su madre como esposa, aunque una vez enterado de la shockeante
verdad, su madresposa se suicida y él mutila sus ojos tras ser desterrado de
Tebas.
A pesar de su horripilante final, este mito encajó bastante
bien en el siglo XX para describir, de manera poética y atractiva como solo
Freud sabía hacerlo, el proceso de individuación del infante y el paso de la
endogamia a la exogamia. Solo una vez que el pequeño nene haya decidido que
dejaría de lado los sentimientos incestuosos para con su madre (para no
terminar como el pobre Edipo), podrá constituir el también conocidísimo "Super
Yo" y salir al mundo, dejando de lado la endogamia, para formar una nueva
familia propia.
Pero no nos malinterpreten, los psicólogos no creemos en
relatos míticos como base de nuestro estudio ni pensamos que el espíritu de
Edipo habita en cada uno de nosotros. Lo que si pensamos, tanto Otto Rank como
yo, es que el origen de los mitos es de naturaleza psíquica, y habría sido creado
por los ahora adultos, a partir de regresiones a las fantasías de la infancia. Estos
mitos revelan, quizás, los deseos y fantasías del inconsciente en forma de
relato épico, porque si bien la psicología se encontraba lejos de ser una
ciencia autónoma en el momento en el que estos mitos fueron creados, la
psicología ha existido desde la aparición de la mente. (¿Hace un montón no?).
Estos deseos y fantasías, propios de la especie, se relacionan con nuestros orígenes
(tanto nuestra historia personal como el origen del universo), el nacimiento,
las grandes angustias de la vida, vínculos familiares, sexualidad, y las
preguntas sin respuesta que se reducen a la misteriosísima: muerte. Freud decía
que la concepción mitológica del mundo no sería nada más que el resultado de una
proyección psicológica dirigida hacia el exterior.
Por otro lado, en otros lugares del globo (tomen eso
terraplanistas), también se encontraban preguntándose por estas mismas
cuestiones, pero proyectando una respuesta diferente, propia de la psicología
de las personas que vivían en un contexto totalmente diferente: Escandinavia. La
mitología nórdica era transmitida oralmente, generalmente en forma de poesía,
muchas veces por un escaldo (los bardos), quienes fueron los que componían
poesías acerca de los monarcas que los contrataban tiempo después. He aqui el
surgimiento de la historia del poderoso Thor Odison (hijo de Odín). Si bien en
la mitología nórdica el papel de Thor es más abarcativo que el clima, a partir
de los cómics de Marvel lo conocemos con el gran Dios del trueno. Apareció por
primera vez en 1962 (gran año, eh) en el #83 de Journey into Mystery, creado
por el hermanito menor de Stan-The-Man-Lee, Larry Lieber y el siempre fiel Jack
Kirby.
Thor es un superhéroe distinto. Thor es un Dios, un mito que
se transformó en leyenda y que materializa el relato mitológico, rompiendo la
metáfora utilizada por la psicología y trayéndola al plano de la realidad. Muchos
podrían creer que a partir de tener a un Dios como protagonista, solo los muy narcisistas
podrían identificarse con semejante figura. Pero la mitología nos ha demostrado
otra cosa. Nos atrae, nos atrapa, nos fascina, justamente porque fue creada a
partir de proyecciones psicológicas de conflictos propios de nosotros mismos.
Los cómics de Thor toca temáticas increíblemente sensibles y humanas. Tanto en
los cómics como en el cine, Thor lidia con la inmadurez propia de un joven, la
arrogancia que se desprende de su poderoso cuerpo, la soledad, la responsabilidad que trae el poder, la depresión (muy bien
retratada en Avengers Endgame) y cómo no, el proceso de individualización y
separación de los padres.
El Vol. 4 #7 de la editorial Panini nos regaló el cómic
"Problemas Paternos", de la pluma del oscuro y profundo Michael
Straczynski. En una viñeta que desprende tensión, gracias a un equipo artístico
impresionante, Odin le comparte a Thor sus sabias palabras "Dioses y mortales comparten una cualidad: para ser quienes somos,
debemos matar a nuestros padres. Para los mortales, esta es una metáfora, un
modo de decir que debes salir de la sombra de tu padre y decidir quién eres sin
buscar su aprobación y permiso. Pero para un Dios... Esto significa algo
completamente distinto."
El parecido es innegable. Ambas mitologías, la griega, comúnmente
utilizada por la psicología y la nórdica, tienen una concepción del mundo
distinta, pero lidian con problemas similares: Problemas humanos. Es muy
interesante que ambas lleguen a conclusiones similares siendo que sus tierras
se encontraban tan lejos. También, se evidencian las variables contextuales
propias de la cultura de cada lugar, que fomentan conductas variantes en la
resolución de conflictos (los nórdicos por ejemplo eran mucho más violentos, como
se evidencia en el diálogo de Odín).
Una posible explicación de todo esto, la trajo Carl Jung, al
introducir el concepto de inconsciente colectivo. El ex amigo de Freud decía
que todos los seres humanos tendrían una estructura psíquica inconsciente
similar, construida por imágenes mitológicas, siendo sus verdaderos exponentes
los mitos panculturales (de varias culturas). Estos relatos serían anteriores al proceso de
hominización, y por tanto no inventados sino experimentados por el hombre. Esta
podría ser una posible explicación de por qué diferentes mitologías no solo trataban
con problemáticas similares, sino por qué utilizaban maneras similares de
resolverlas.
Con estas dos explicaciones, podemos ver que: o Thor existía antes en nosotros y nacimos con su imagen dentro de nuestro inconsciente colectivo, o nosotros proyectamos, desde lo más profundo de nosotros, a Thor, haciendo que la identificación con nosotros sea innegable, de una forma o de otra.
Los mitos son muchas veces utilizados como recurso
terapéutico, sirviendo para que el paciente tome la distancia necesaria con
respecto a su sintomatología, pudiendo externalizar su conflicto con mayor
facilidad.
Leer a Thor y a sus múltiples conflictivas al romper el
ciclo del Ragnarok y la búsqueda de sus amigos, no es más que una manera de
poder objetivar nuestras problemáticas y conocernos a nosotros mismos, ya que
si miramos profundamente, nos vemos atravesados por las mismas dificultades. Y
no, no hablo de entrar en el Sueño de Odín (para esta entrega particular, el
sueño de Thor) para traer de vuelta a nuestro padre. Hablo de cuando nos
topamos con decisiones difíciles, pérdidas, responsabilidades y culpas. Según Jung, Thor no nació de la
imaginación del artista, sino que es una proyección de una figura inconsciente
que habita dentro nuestro aún antes de haber nacido.
Y no. No estoy diciendo que leer comics de Thor significa
que no habrá que ir a terapia nunca más. Pero si que la historia de Thor es una
aventura distinta, llena de las cuestiones más profundas del ser humano que se
encuentran bastante a la vista, si uno las está buscando. Estas tramas
enriquecen la experiencia personal, y nos permiten adentrarnos en narrativas
alternativas que podrían llegar a promover cambios. No solamente debemos
aprender de los éxitos del príncipe de Asgard, sino que debemos también poder
aprender de sus errores, porque como ya hemos dicho, tanto lo bueno como lo
malo de este personaje también nos pertenece. El objetivo primordial sería
alcanzar la comprensión de uno mismo, que nos permita perdonarnos y concedernos
la oportunidad de seguir evolucionando, buscando soluciones creativas,
cuidándonos, protegiéndonos y respetándonos. Eso, sin dudas nos haría dignos de
levantar el martillo.